De regreso del viaje por Petén, luego de pasar por el paradisiaco Río Dulce y el interesante parque arqueológico de Quiriguá decidimos pasar comiendo a un lugar en Río Hondo llamado Hotel y Restaurante Logarone.
El lugar, según nos contaban, tiene aproximadamente 47 años de estar prestando servicio en el mismo lugar donde se encuentra hasta hoy, lo que a mi criterio, ya lo hace un sitio turístico. Esto sin tomar en cuenta que posee un area con piscinas y toboganes que engrandecen su atractivo. Lamentablemente no tuve la oportunidad de conocer esta area y disfrutarla.
Cuando ingrese fui recibido por una amable caballero llamado Elías que nos acompaño hasta la mesa en la que nos sentamos, al sentarme pude observar, sin saber su año de creación, que era un lugar que tenía años de existir, el estilo de las sillas y el decorado, lo hacian ver como un lugar bastante vintage en estilo. Y que quede claro, en ningún momento digo que esto sea negativo, es mas, esto creaba un ambiente bastante acogedor. La familia del actual dueño compartía con un juego de mesa en una esquina, el lugar estaba tan bien mantenido y el servicio era tan cálido que uno se sentía hasta en casa.
Nos sentamos e inmediatamente una señorita, que en este preciso momento no recuerdo el nombre mas lo actualizaré pronto, se acerco a nuestra mesa con los menús, un buenas tardes y una sonrisa en el rostro. Nos permitió un tiempo prudente para observar el menú y prosiguió a tomar nuestra orden. Mientras tanto Don Elías nos servía agua pura en nuestros vasos y nos brindaba unas ricas tortillas con un picante, pero sabroso, pico de gallo de cortesía. Ordenamos tranquilamente y nos llevaron otra rica entrada que consistía en tortilla tostada con picado de carne encima y pico de gallo.
Las bebidas llegaron rapidamente. La michelada se sentía fresca y bien condimentada y la naranjada con soda y la limonada frozen bien preparadas. La comida llego minutos después. Yo ordene tortillas con chorizo argentino y pico de gallo que resulto ser mucho mas de lo que esperaba. Las tortillas llegaron calientes y crujientes, el chorizo caliente y bien asado, aunque un poco duro, y el pico de gallo se sentia fresco.
Mis acompañantes pidieron, una rica hamburguesa de pollo empanizado simplemente preparada con lechuga, tomate y mayonesa que venía acompañada de papas fritas crujientes y humeantes. Y una pasta corta alfredo con pollo en trocitos dedicadamente preparada y condimentada, la pasta estaba suave y la salsa en su punto lo que evitaba que se sintiera pastosa y pesada.
Finalmente ordenamos café, con el cual nos ofrecieron refill en varias ocasiones y un cheese cake, este último suave y lleno de sabor y no un sabor vulgar en el que se siente demasiado sabor a leche o queso, era un sabor suficiente y satisfactorio.
En conclusión, el Restaurante del Hotel Longarone, con mas de 47 años de existencia, es un lugar al que definitivamente pasaría nuevamente en uno de mis viajes. La deliciosa comida y el excepcional servicio y atención de Don Elías, que por cierto tiene 36 años de trabajar alli y de la Señorita que nos atendió hicieron que el detenernos a comer allí valiera la pena.
Como bonus: Luego de salir del Restaurante Longarone, pasamos comprando unas tortillas rellenas de queso y loroco, llamemosles "artesanales", a una cuadra de Longarone en un lugar llamado "El Buen Gusto". Como es de esperarse el ambiente no es el mas agradable, pero por el sabor, vale la pena el pasar comprandolas y comerlas en el camino o al llegar a casa.
Saludos,
CG